"Mientras haya jóvenes que educar y valores que transmitir, las dificultades no cuentan".

Juventud y Adultez

En una época en que la mujer pasaba de la tutela paterna a la del marido, fue prometida en matrimonio a un joven manresano, lo que supuso para ella la necesidad de luchar para seguir el camino que se había trazado. Logró romper el compromiso e ingresó en el noviciado de las Adoratrices, que se dedicaban a la recuperación de mujeres marginales, por la delincuencia o la prostitución.  

Su inquietud y su capacidad de razonamiento la llevaron a preguntarse cómo habrían sido aquellas mujeres si la sociedad les hubiese dado otras oportunidades. Decidió entonces dedicar la vida a la formación de la mujer, para que pudiera ocupar en la sociedad el lugar que le correspondía, en cualquier clase social en que se encontrase. Pasó para ello a una Congregación de Religiosas, dedicadas a la enseñanza y educación de la mujer: las Dominicas de la Anunciata, fundadas por el P. Coll, quien la recibió en el Noviciado.  

Durante 22 años  se dedicó a la educación en diversos lugares, dirigió  una escuelita para que los hijos de mujeres trabajadoras no estuvieran en la calle; en Barcelona dirigió un colegio  dedicado a la clase media, y se las ingenió para abrir en él enseñanzas nocturnas para 300 obreras, ayudada por las alumnas del turno diurno. Se esforzaba por aumentar la cultura femenina y educar a las jóvenes en una piedad honda, bien fundamentada, sin sensiblerías, que se anticipara a la mentalidad más común en su tiempo, de manera que todos pudieran comprender que la mujer debía ir más allá de las primeras letras y las “labores de su  sexo”. 

Entre otros problemas internos se la acusó de querer llenar de vanidad la cabeza de la mujer. El año 1889 Carmen inicia un profundo proceso de búsqueda. Oraba, consultaba y se ponía a la escucha de la voz del Espíritu Santo que la hablaba al corazón y también por las circunstancias que vivía. 

Fundación de “Concepcionistas de Santo Domingo” (hoy “Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza”)
  
Los problemas fuertes acontecen a finales de 1891 y primeros meses de 1892. La verdad es que ella nunca quiso salir definitivamente de la Congregación Dominicana, sino desplegar una rama de este mismo árbol. Quiso quedarse en la casa, para seguir impartiendo la enseñanza en ella. Pero se lo negaron,  y se  vio forzada a iniciar un camino nuevo. Acompañada de tres compañeras -Candelaria Boleda, Remedios Pujol, Emilia Horta- inició una Congregación nueva en la Iglesia, llamada en un primer momento: Concepcionistas de Santo Domingo, hoy: Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza. En una búsqueda perseverante pero tranquila, porque confía en el Señor más que en sí misma, Carmen hace un viaje a Madrid. Allí la espera la Providencia Divina. La palabra firme y serena de Don Celestino Pazos, Dominica de la Anunciata Concepcionista de Santo Domingo perteneciente al Cabildo de Zamora, le ayuda a buscar la voluntad de Dios. 

Carmen entrega su proyecto a la Virgen del Buen Consejo, situada en la capilla de la Colegiata de S. Isidro. Después de orar, dice a sus compañeras: "Es voluntad de Dios. Vamos a Burgos. Allí trabajaremos y lucharemos con todo lo que se presente. Y Dios proveerá". 

Apertura del Primer Colegio Concepcionista

El 15 de octubre de 1892, festividad de Santa Teresa de Jesús, Carmen llega a Burgos, con las tres compañeras: Candelaria Boleda, Emilia Horta y Remedios Pujals. Allí encuentra un gran protector en la persona del Señor Arzobispo, D. Manuel Gómez-Salazar y Lucio Villegas, quien, el 7 de diciembre del mismo año, otorga la aprobación Diocesana a la naciente Congregación y autoriza la apertura del primer colegio Concepcionista. El 16 de abril de 1893 se obtiene la aprobación Diocesana de las Constituciones y Carmen Sallés recibe el nombramiento de Superiora general.  

El 29 de febrero de 1908, Carmen Sallés solicita del Santo Padre la aprobación del Instituto. Y el 19 de septiembre del mismo año recibe el Decreto de Alabanza, otorgado por San Pío X. Desde el primer momento se dedicó a preparar adecuadamente a las futuras religiosas maestras. En un momento en que las leyes no exigían el título de maestra para enseñar en colegios privados de la Iglesia, puso a las religiosas a estudiar la carrera de Magisterio y la de Piano y las introdujo en el dominio de la lengua francesa. 

La Universidad iba a tardar todavía unos años en abrir sus puertas a la mujer. Pero ya a  dos años de fundado el Instituto, sus alumnas cursaban estudios de Magisterio. Planteó la educación como un proyecto integral y equilibrado. La niña, la joven, debían desarrollar armónicamente su inteligencia y su corazón.  Gastó su vida al servicio de la educación de niños  y jóvenes.  

Empleó todas sus energías en fundar hasta 13 "Casas de María 
Inmaculada", como gustaba llamar a sus Comunidades  y Colegios. 
Estas fueron: Burgos, Segovia, El Escorial, Madrid, Pozoblanco, 
Almadén, Valdepeñas, Manzanares, Santa Cruz de Mudela, 
Murchante, Barajas de Melo, Arroyo del Puerco (hoy de la Luz), Santa 
Cruz de la Zarza).  

“Seguirá fiel a su vocación religiosa dedicada a la enseñanza. En 19 años de trabajo, fundará 13 casas y desarrollará un amplio apostolado en colegios en diversas ciudades y pueblos de España. Emergerá la figura de una mujer de gran carácter y de gran dulzura, Catedral de Burgos 1911 que supo superar muchas dificultades a lo largo de todo el itinerario de fundadora. 

Su fe inconmovible y su ardiente caridad van unidas a una gran sensibilidad por la formación cristiana de las mujeres en un tiempo donde surgían presiones laicistas y anticlericales. M. Carmen manifiesta también un gran amor por las niñas más pobres: en efecto, en todas sus fundaciones surgen juntamente  las iniciativas para favorecer las niñas más pobres. 

Murió en Madrid, a los 63 años, el día 25 de julio de 1911 habiendo gastado y desgastado su vida por Dios y los hermanos.  El 8 de diciembre de 1954, festividad de la Inmaculada Concepción, y Año Mariano, S. S. Pío XII aprobó definitivamente la Congregación, con su nombre actual: Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza. 

El 15 de marzo de 1998, S. S. Juan Pablo II la beatificó, fijando como fecha de su conmemoración litúrgica el día 6 de diciembre. 

“Mientras haya jóvenes que educar y valores que transmitir, las dificultades no cuentan”, decía. Madre Carmen.

Continúa su trabajo en la Iglesia por medio de las Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza.  La devoción a la Beata Carmen Sallés se va extendiendo de manera providencial por todo el mundo.